Los alimentos congelados se han convertido en un producto indispensable de la alimentación diaria, una de las razones es la facilidad que tienen al momento de prepararlos en su mayoría solo necesitan unos minutos en el microondas y listo y otra es que por lo general al hacer el mercado se conserva en bajas temperaturas para que no empiece a perder calidad.
Sin embargo, no todo es de color de rosa y hay algunos alimentos que pierden sus propiedades y se deberían consumir de manera fresca. Algunas de las cosas que le pueden pasar es perder su sabor original y la textura. Tal es el caso de frutas, verduras de hojas verdes porque a pesar de que en muchas oportunidades ya vienen en paquete congeladas, una vez se descongelan no se recomienda volver a meterlas a la nevera para retomar este proceso y tomates porque ya vienen incluidos en preparaciones como salsas que se pueden dañar.
Los huevos son otros, porque si se congela con cáscara es probable que el huevo se estalle y también que el sabor se altere. Incluso, si congelarlos es absolutamente necesario, se recomienda separa la clara del tema y hacerlo por separado.
Los pasteles son productos que no aceptan de manera positiva los procesos de congelación y descongelación, si bien puede que el sabor cambie, también puede caer mal al estómago, teniendo en cuenta los ingredientes que tiene.
